dijous, 28 de febrer del 2008

EL MESTRE DE POLÍTICA




-Mestre, vull que m’instruïsca per ser un bon polític.
-Con mucho gusto e ilusión lo haré, y más cuando no hay muchas personas que se preocupan demasiado por su formación ética y moral aplicadas a la política, es posible que ésta sea la causa por la cual en estos momentos gran parte de la clase política esté perdiendo las formas y actuando indignamente.
-Què vol dir, mestre?
-Llevo muchos años en política, tantos, que no recuerdo ni cuando empecé a encanecer con ella, pero, si alguna cosa tengo clara, no es otra que la de decir siempre la verdad, ser transparente y huir de la mediocridad que tanto abunda por desgracia, últimamente. Así, estimado alumno, te voy a transmitir, no sin tristeza, decepción y furia contenida, la impresión que me provocan los últimos acontecimientos políticos. Parece como si una banda de draconianos llevados por una soberbia despótica y prepotente, estén sembrando, con las semillas negras de la mentira y la impostura, el enfrentamiento, el odio y la exacerbación entre la ciudadanía. Una ciudadanía que corre el peligro de que les caiga sobre sí los elevados principios democráticos que sostienen pilares forjados con aquellas manos que consiguieron la paz, la igualdad, la libertad y la solidaridad; pilares que ahora se ven amenazados por gentes que se creen únicos depositarios de la verdad sin darse cuenta que ésta solo se alcanza a través del respeto a la razón de la diversidad.
-Però, la gent se’n adona d’aquell que diu mentides i falàcies!
-Existen los “piratas” con poder que desde sus cabinas de mando alentan a los estúpidos de turno, pues son éstos utilizados como timón de sus conveniencias, pero, ¿sabes porqué los estúpidos son tan estúpidos?, porque son tan “cortos de entendimiento”, que consideran esta palabra como un insulto y, nada más lejos, pues es una condición. Estas personas no se dan cuenta que nada puede hacer cambiar su naturaleza innata, todo lo contrario, como pobres ignorantes, incautos y atrevidos, consiguen ostentar públicamente esta condición, comentada y pactada muchas veces en las mesas de los bares, entre puros, copas y cafés pagados por el “pirata”, el cual les convence en la idea de ser imprescindibles e, incapaces como son de reconocer sus própias limitaciones, se infatuan de una ridícula omniscéncia, corrompiendo la democrácia cuando ésta deberia prescindir de ellos, de todos estos “grandes estómagos” agradecidos. Por ello, cuando el “pirata” ha conseguido su fin, envia sus afines ya “incomodos” para planes futuros a “residencias políticas de tiempo libre” bien remuneradas, donde podremos encontrar asesores estultos sin oficio ni beneficio, saltimbanquis de partidos, momias y fantasmas al natural. Por otra parte, observamos también a individuos políticos dispuestos a ejercer ese impropio principio psicológico-social por el cual, la hipocresia disfrazada de hábil demagógia solemne, condenatoria, inflige un gran poder a la hora de arrastrar las masas, pues éstas, atienden o gustan de escuchar con más facilidad declaraciones que achacan descréditos, afrentas e improperios, incluso yendo en contra del bien común, que aquéllas otras que halagan y premian al aludido (acto imposíble en estos tiempos que corren).
-Així, vol dir-me que hi ha gent que ni pensa ni medita les qüestions? Que es deixa arrossegar conceptualment per tot allò que diu el seu líder encara que es base en la mentida?
-Muchas personas acomodan sus mentes a las palabras y razonamientos de sus representantes políticos por pura pereza de pensamiento, otras, escuchando aquéllo que esperan oír, amplifican sus iras llevadas por un odio preconcebido hacia todo aquel que no piensa como ellos, proceder del cual se aprovechan ciertos políticos indignos para proferir ofensas e injurias hacia sus adversarios, incluso en asuntos que traspasan la línea que separa la vida pública de la personal.
-Però, cal que hi hagen polítics dignes per poder restaurar la decència política. Jo hi vull que vosté em prepare!
-¡Me enorgullece oírte hablar así!, bien, para empezar atiende estos consejos: actúa siempre rectamente y no te preocupes de las críticas de tus adversarios, pues aunque éstos actúen con malicia, tu buena reputación te será un bien mas poderoso y preciado que todas las riquezas y los elogios del mundo, por lo tanto, nunca respondas con vehemencia a acusaciones falsas y perversas contra ti, pues de lo contrario perderías tu integridad y te asemejarías a aquel que te las imputa. El espíritu recto nunca condesciende con el necio. Cuando hables, procura que la ciudadanía entienda el sentido de tus palabras, no hagas demagogia, pues el hablar se concede a todos, pero la sabiduría a pocos, así, procura que tus ideales y proyectos ilusionen a amplios sectores de la sociedad...la victoria siempre está donde está la concordia. Un buen político sabe que la naturaleza nos ha dado una vida breve, pero también sabe que la memoria de una vida bien empleada, es eterna; de ahí que aquellos que sacrifican su vida por el bien de los demás no esperan sino el reconocimiento y el recuerdo en la memoria de sus contemporáneos y venideros. ¿Que satisfacción mayor que ésta puede alcanzar el espíritu humano?
-Gràcies, però, vosté troba que, dotat d’aquestos atributs, ara mateix, tindria el món polític un espai per mi?
-Platón siempre decía que el político debe ser filósofo, amante del saber..., hay que intentarlo!
-Doncs mal m’ho posa vosté, doncs en quasi 2500 anys, que jo sàpiga, la filosofia no s’ha lluït en política per la seua empírica.
-¡Hay que intentarlo!
-Sap què? No seré jo qui agrane tota la brutea que deixen els puros i les copes, no vull morir-me abans d’hora,aquest món no és el seu ni el meu. Adéu.
-¡Otro que sabe de Cicerón!... Quizás tenga razón. Bueno, al menos, siempre tendré a mi lado mis incondicionales compañeros... La soledad y la tristeza, ¡vuelvo con ellos!