¡VALENCIANOS!
(discurso final campaña. Mayo 2015)
(Melodía
del partido. Todos en pié. Aspavientos de emoción, aplausos. Entrada del líder
brazos en alto, moral de vencedor. Se debe transmitir seguridad. Motivador,
convincente. Mentalización: estar por
encima de los rivales políticos)
¡Valencianos! En esta época chabacana donde todo es
objeto de negocio, donde se ansía la popularidad y donde los adinerados dedican
el tiempo libre a connivencias político-empresariales, vive nuestra Comunitat
el prestigio de la fanfarronería, las ventajas de la irreflexión y el éxito de la insensatez.
Nuestras siniestras sedes políticas abiertas a toda
servidumbre dispuesta a triunfar mediante la fatuidad y la impostura, nos han
brindado serviles mandatarios capaces de aplaudir sus miserias en tanto
encuentran placer en la hipocresía, líderes cuyo carácter débil, mezquino y
ruin,
afortunadamente nos ha aportado modernidad, prosperidad y calidad de vida en
esta nuestra Comunitat.
¡Sí! Gracias a escuelas financiadas por la trama del
capital, impartimos en ellas la doctrina de los necios a cargo de distinguidos
pícaros del peculio en su paroxismo por la ambición de poder, la más ardiente
de todas las pasiones.
Así, obsequiamos el placer de oír platicar la indecencia
encarnada en nuestros candidatos, gloriosos politicastros arribistas de verbo
desenfrenado y lábil que deleitan con insufrible parlería nuestra abnegada y
fiel parroquia, esta bendita feligresía que cada cuatro años nos quita el
pecado del mundo a través de su bendición y su aleluya. ¡Sois vosotros, ciudadanos valencianos!
¡Gracias!
(Provocar
primeros aplausos)
¡Valencianos! Indigna gentezuela, urdimbres inanes de horridos
políticos al servicio del capital, luchamos sin tregua contra aquellos que
quieren desacreditarnos, que ultrajan nuestros líderes acusándoles de
privatizar la educación, la sanidad… de desamparar los servicios sociales… de dilapidar
dinero público en grandes eventos o en infraestructuras megalómanas… de cobrar
comisiones de empresarios… de robar el dinero de los valencianos aportando
falsas grabaciones a los medios de comunicación… y de tantas más acusaciones que atentan contra
el bien común y el estado de bienestar en esta nuestra gloriosa Comunitat. ¡Valencianos!
¡Dadnos vuestro apoyo una vez más! ¡Luchemos contra esta lacra de rojos y
catalanistas!
(Provocar
más aplausos)
Para tal menester, furibundos e impertérritos políticos dirigidos
por acaudalados empresarios capitalistas, hacen posible que sus locuras se
conviertan en la opinión de la mayoría de los valencianos, todo ello
“amenizado” con la gran orquesta atávico-nepotista del régimen de la abogacía y
la jurisprudencia, que con el tesón y denuedo de su retórica leguleya, cubren
nuestras infamias sociales con sus togas en nombre de una “mayor dimensión de
la libertad de expresión en el ejercicio de la acción política”.
¡Ved, valencianos, el resultado de esta deleznable
pero vital línea política basada en la monetización de todo ámbito y el
predominio del dinero sobre el ser humano!
¡Ved, valencianos, el producto de este incurioso pero
necesario “modelo político” que hace del negocio fuente y origen de nuestro
credo!… (Pícara
mueca) y el de otros:
(En
voz alta, con energía, sin pausa)
Gürtel! Noos! Palma Arena! Brugal! Andratx! Umbra!
Poniente! Astapa! Minutas! Malaya! Voltor! Unió Mallorquina! Los Ere! Carlos
Fabra! Emarsa! Cooperación! Pretoria! Palau! Mercurio! Clotilde! ITV! Baltar!
Conde Roa! Pokémon! Emperador! Amnistía fiscal! Papeles de Bárcenas! ¡Y más que
vendrán con vuestro apoyo!
(Larga
ovación… Ejercicio de respiración)
¡De acuerdo! Nuestras toneladas de hormigón habrán
destrozado el patrimonio natural, privatizado puertos, devastado montañas,
campos, litoral…
¡Sí! Pero ha sido este despotismo urbanístico que ha
quebrado nuestro hábitat, motor económico de esta nuestra Comunitat, aquello
que ha generado riqueza, éxito, progreso, bienestar y felicidad para todos los valencianos.
Y esto hemos de agradecerlo a nuestros ínclitos empresarios y sus sórdidas
empresas privadas que, sin ningún género de duda, tienen todo el derecho de
enriquecerse a costa de la salud pública; tienen todo el derecho, con la
aquiescencia de nuestras instituciones, de promocionar megalomanías como la Fórmula I, America’s Cup
o aeropuertos sin vuelos, en detrimento de esas miles de personas dependientes
que son desdeñadas o niños que tiritan de frío entre las goteras y charcas de
centenares de barracones escolares… ¡Es necesario todo esto, repito, por el bien común y la
calidad de vida de la mayoría de ciudadanos de esta nuestra Comunitat!
(Guiños
hacia las empresas constructoras, cualquier ocurrencia, breve. Breve pausa)
En el súmmum de la deshumanización, de la desvergüenza e
ignominia de nuestros esperpénticos personajillos de carca ralea, fachenda
facha y engominados moños, radica,
valencianos, el éxito de nuestros proyectos. Por eso tenemos vuestro apoyo,
vuestra confianza. Por eso recibimos con gozo vuestra loa. Por eso, valencianos, clamemos con
orgullo todos juntos: ¡Es la hora de los enanos!
(Animar
a contar en voz alta a modo de festival todos juntos, bailando y alternando
mirada 180º)
Mil! dos-mil! sinc-mil! nou-mil! doche-mil! … ¡dos
millons de peles!
(Regocijos,
aplausos, se dispara una breve mascletà. Ejercicio de respiración)
¡Sí! Hemos envenenado esta nuestra sociedad en pro del
futuro de nuestros hijos, un futuro venturoso, un futuro de productividad, de
explotación, de contaminación, de competitividad, de consumo, de exterminio de
recursos, de especies, de culturas, de hábitats…
Este modelo de mundo globalizado y capitalista ha de
perpetuarse por el bien de la humanidad y, ¡En ello estamos! Nuestras jóvenes
generaciones de políticos profesionales defenderán las bondades del TTIP y su crecimiento
continuo e indefinido que garantizará el trabajo para todo el mundo.
Ah!... esos rojillos ecologistas dicen: “El mundo
capitalista no sólo va montado sobre la espalda del tigre, sino también
participa de su ritmo depredador. Y no quiere (tampoco puede) bajarse de él, le devoraría.
Sin embargo, al tigre le queda poca comida, ¿Qué hará cuando no tenga qué
comer?”
¡Valencianos,
ni caso! Estos marxistas nos quieren amedrantar con sus locuras persecutorias cuyo
único fin es tomar el poder e implantar un régimen chavista y bolivariano. ¡No
lo vamos a consentir!
(Inflexible y decidido, repetir la
negación. Provocar las masas, enervar. Pausa. Ejercicio de respiración)
¡Valencianos! Nuestros infames corruptos merecen la
circunspección y la fama... ¡Bravo por nuestros políticos ejemplares!
Pues por ello les contratan multinacionales. ¡Insuperables en mordidas! ¡Insignes
recaudadores vía comisiones! ¿Cómo, sino, financiaríamos nuestra estructura
jerárquica? ¡Sí!
¡Son nuestros corruptos!
(Grandes aplausos)
¡Arribistas, granujas, pusilánimes, necios y atrevidos
pedantes son el futuro de esta democracia de mercado paradigma de sociedades
modernas y avanzadas!
(Más
aplausos)
La “Palabra”, valencianos, es el alma de la política,
aquello por lo cual la sociedad es persuadida en nombre de la honestidad, la
decencia, la virtud y el trabajo. Así pues, es “nuestra Palabra” que vive en
ambientes triviales donde el fracaso escolar y los paupérrimos niveles de
educación alcanzan su plenitud, la que ha llevado con su praxis a liderar la
modernidad, prosperidad y vanguardia en
esta nuestra Comunitat… ¡Y no me cansaré de anunciarlo! ¡Porque es verdad!
¡Realidad! ¡Empírica pura!
(Larga
ovación)
Por ello, valencianos, y con la inestimable ayuda de
nuestros patrocinados y fieles medios de comunicación repletos de presuntos
profesionales, os pedimos confiéis una vez más en nosotros, vuestros
representantes. Ya nos conocéis y sabéis cómo actuamos, es por esta razón que estamos
seguros no nos fallaréis porque, vosotros, la sociedad valenciana, ¡Sois el
reflejo de nuestro comportamiento, de nuestras ideas e ideales!
(Gran
ovación)
Con absoluta seguridad, ¡Ganaremos otra vez! Porque tenemos “Correa” para rato. ¡NEM A
UAÑAR!
(Apoteosis)
(Himno
Regional y gran mascletá. Salen dos
falleras con una gran paella cartón-piedra en alza por asa, detrás, el líder y la lideresa claman al
unísono):
¡BISCA LA COMUNITAT! ¡BISCA EL CALORET! ¡BISCA BALÉNSIA!
¡GRÁSIES BALENSIANS!
(Se
cierra con la melodía del partido a tope de decibelios. Si se sale airoso, se
ha conseguido el fin. Enhorabuena)